“Aquí no hemos venido a estudiar” de Enric Juliana
En la cárcel más dura de la dictadura, presos políticos del Partido Comunista de España debaten sobre táctica y estrategia. ¿En 1962 Franco está al caer? ¿Es el momento de pasar a la acción, la agitación y la movilización? ¿O el régimen va para largo y hay que seguir trazando una resistencia a largo plazo?
Entorno a esta discusión y a partir de los protagonistas de aquellos años, el periodista Enric Juliana escribe este libro, en forma de espiral literaria, para recorrer distintos momentos biográficos de aquellas personas (casi todas ya fallecidas), de la historia contemporánea de España y del contexto político internacional, hasta traer aquellos dilemas al momento actual, atravesado por la pandemia del coronavirus.
Juliana recupera fragmentos de libros ya publicados, actas de reuniones con los principales líderes mundiales de aquellos años, vivencias propias con algunos de sus amigos y contactos periodísticos y, cómo no, sus propias opiniones del mundo actual. En ese sentido y, nada más acabar el libro, me queda un importante peso de la nostalgia, junto a un preocupado vistazo hacia el horizonte. No creo que Juliana plantee que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni mucho menos, pero sí plantea claramente que “lo viejo siempre reaparece en lo nuevo”, con referencias directas entre aquel PCE y el actual Unidas Podemos. En este epílogo final, con líneas hacia el futuro, me ha sorprendido que Juliana no menciona el cambio climático (aunque sí fenómenos como el Gloria, que afecta a esos dos pilares del capitalismo español, el turismo y las inversiones extranjeras).
En todo caso, Juliana sí cree que hemos de estudiar. Y en eso estamos de acuerdo. Aún con las enormes incógnitas y la falta de certezas que nos genera, aún más, la pandemia. Juliana plantea que nos encontramos en el que sería el Tercer Plan de Estabilización de la economía, tras el primer plan de los burócratas del Opus Dei para superar la autarquía de los primeros años de la dictadura y los Pactos de la Moncloa, para sellar la transición a la democracia liberal en la que vivimos. Un nuevo nudo económico en la España actual, con más sombras que luces.
En realidad, el libro no es un ensayo sobre el presente. Sólo las últimas páginas, de las 350, hablan del hoy. El foco de la publicación (y lo que más me ha gustado) es el acercamiento a aquellas personas que se encontraron en unos años durísimos y en una prisión tortuosa. Y, desde allí y en sus años de clandestinidad, exilio y persecución, marcaron distancias los anarquistas, viajaban a Moscú, emitían desde Bucarest con su Radio España Independiente, plantearon propuestas, debates, tendencias, aún en un PCE del centralismo democrático, que dejaba poco margen para las corrientes internas en el partido. ¿Os suena?
Se nota que Juliana tiene buenas fuentes y me gustan sus numerosas frases de conversaciones personales, citas textuales en momentos históricos precisos y detalles familiares, que ayudan a acercarnos a ese “factor humano” que, conforme me voy haciendo mayor, creo que es fundamental para comprender los acontecimientos y el por qué de las cosas. “El carácter, la manera de ser, es determinante en esta larga historia que estamos contando”.
Por supuesto, en el libro sale Stalin, Tito, Mao, Santiago Carrillo, La Pasionaria, Felipe González, Adolfo Suárez y otras figuras muy conocidas, junto a otros nombres de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, del PCE, del PSUC, del PSOE, de la CNT, de la España republicana en el exilio y, sobre todo, del mundo obrero e intelectual catalán. Pero los que centran la discusión son Manuel Moreno Mauricio y Ramón Ormazábal: ¿Estudiar o no estudiar? ¿Objetivismo o subjetivismo? ¿Reflexión o acción? “Tenemos que poder dudar de todo”.