«Puente de Hierro» de Miguel Mena
“Puente de hierro”, la última novela de Miguel Mena, es un tributo a una familia y una ciudad, Zaragoza, atravesadas por el paso del tiempo, por las alegrías y las penas de la vida, por la evolución urbanística y los acontecimientos compartidos.
En primera persona, Carmen recuerda las vidas de su familia, liderada por 4 hermanas, su madre y sus tías, a partir de quienes conocemos a sus maridos, primos, sobrinas y demás parentescos. Podría ser mi familia, tu familia, una familia más de la segunda parte del siglo XX. Una familia dispersa, en distintas ciudades de España. Una familia unida a través del teléfono fijo, los encuentros navideños y veraniegos, las efemérides clásicas (cumpleaños, bautizos, comuniones, bodas, funerales).
El Puente de Hierro, que une las dos márgenes del río Ebro por Zaragoza, es la estructura de hierro por la que se contempla la transformación de la ciudad. Desde el franquismo y la transición, por las páginas del libro (editado por Pregunta) pasa la historia reciente de la urbe: las luchas por la democracia, los años de plomo, las manifestaciones contra el trasvase, la insumisión, el gol de Nayim, los pelotazos urbanísticos, el asesinato de Giménez Abad, la Expo… La ciudad cambia y la familia, también.
Generación a generación, cada quien anda su camino: estudios, trabajos, amoríos, enfermedades, crianza, fobias y filiaciones políticas, rencillas y afinidades familiares… Las cosas de la vida.
Las décadas pasan, página a página, “como un suspiro, un relámpago”. Y la protagonista, Carmen, se pregunta “¿qué nos quedaba de aquel entonces?”. Nos queda buscar “la alegría en medio de las estrecheces”, el “coraje para salir adelante”, esa “voluntad de hierro y corazón de oro” de unas mujeres que construyen ese hilo invisible que es la familia, las raíces y las calles en las que vivimos.
Miguel Mena escribe sencillo, cercano, accesible. Seguro que más de una se sentirá identificada con esta época, estas vivencias, estas geografías. Voy a prestar el libro a mi madre.
