La hora de la verdad: avanzamos o retrocedemos

El Siglo XX nos enseñó que los ciclos políticos son variados y llenos de altibajos: república, golpe de estado, fascismo, derrumbe de imperios, un sistema demoliberal diseñado por antiguos franquistas, “libertad, libertad, sin ira libertad”, pactos, tensiones, relatos almibarados.

Hasta ahora, gobierne quien gobierne, las estructuras del poder económico siguen firmes, invisibles y poderosas. España cambia más por abajo que por arriba, donde siguen las mismas familias y propietarios manejando las industrias, la energía, los alimentos y los medios de comunicación.

El Siglo XXI ya no es el de una sociedad agraria. Ni siquiera el de una sociedad industrial o de la construcción. Vivimos en una España de servicios, de turismo y camareros. Con muchos AVEs y poca ciencia, muchos polígonos industriales semi-vacíos y pocos investigadores bien contratados, muchas tramas de corrupción y pocas redes de trenes de cercanías. Situados en un hermoso lugar con sol, viento y agua, deberíamos ser referencia mundial en energías renovables. Pero no lo somos.

En Aragón sabemos bien que nuestra realidad es consecuencia de decisiones políticas. De políticos y  grandes empresarios, casi siempre hombres, con una visión localista y cortoplacista, sin visión de futuro.

En las comarcas mineras de Teruel sufrimos una mala e ineficiente gestión que ha desaprovechado los más de mil millones de euros que han llegado a la zona desde finales de los años 90 para la reindustrialización más allá del carbón. Dinero que no ha evitado que perdamos más de mil habitantes en 20 años ni que en la próxima legislatura la provincia de Teruel vaya a perder un diputado en las Cortes de Aragón en beneficio de Zaragoza.

Lo más trágico de los errores cometidos es que quienes los promovieron, hoy siguen en primera línea política, sin haber asumido responsabilidad alguna. Lo vemos en el PAR, en el PSOE, en el PP y ahora también en Ciudadanos y VOX. Son los mismos políticos y grandes empresarios responsables del fracaso de Cemex, de polígonos industriales vacíos, de cierres de empresas y privatizaciones de la energía, quienes hoy siguen, con las mismas políticas y parecidos discursos en parlamentos autonómicos y españoles.

El reto que tenemos ante nosotros, hoy mismo, es que seamos capaces de articular mayorías políticas y sociales que reconduzcan nuestra sociedad hacia una nueva época de progreso, estabilidad, justicia y bienestar.

Tenemos ideas, experiencias y proyectos en marcha para impulsar sectores como la innovación y la ciencia, las energías renovables, la bioconstrucción, la agroecología, la rehabilitación de vivienda, los cuidados a personas mayores y con dificultades, el vehículo eléctrico, la industria cultural o el turismo sostenible y desestacionalizado.

Hemos de ser realistas y reconocer que estamos en una situación compleja, de tensiones e incertidumbres económicas y políticas, que debemos conducir hacia una estabilidad que vendrá de la mano de la solvencia, del orden y la seguridad de nuestras propuestas y proyectos, como demostramos en Ayuntamientos y gobiernos donde gestionamos e impulsamos soluciones que mejoran la vida de la mayoría de nuestra gente.

Esto solo se consigue con acuerdos. La desafección política que desean quienes quieren blindar sus privilegios sólo se frena con más democracia, con diálogo y acuerdos, con gobernantes que sepan entenderse, más allá de sus diferencias, para poner en marcha proyectos que beneficien a la mayoría. Gobernantes en partidos e instituciones, pero no solo, también en sindicatos, en asociaciones empresariales, en movimientos vecinales y plataformas sociales. En todos los espacios debemos esforzarnos para entendernos e impulsar políticas concretas.

En nuestra historia reciente, la moción de censura a Rajoy fue un bonito ejemplo. Mucha gente diversa celebramos que logramos sacar al partido más corrupto de Europa del Gobierno de España. El pre-acuerdo presupuestario entre Unidos Podemos y el Gobierno de Sánchez también ha sido otro buen ejemplo. Y la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros, la mejor consecuencia que mejora las vidas de millones de familias.

Las alianzas se forjan desde la honestidad y la generosidad. La honestidad de mostrar lo que somos, de explicar qué queremos y por dónde creemos que es mejor caminar. La generosidad de sabernos parte de un todo en el que debemos ir de la mano con más personas y organizaciones, que no tienen exactamente nuestra misma visión del mundo, pero con las que podemos encontrar muchos puntos en común.

Quienes queremos más democracia y participación directa, más memoria y derechos, más libertades y oportunidades, somos conscientes de que nuestros adversarios políticos son quienes buscan más autoritarismo, más represión, más centralismo y más privilegios para esos pocos. En nuestra experiencia de 3 años y medio en las Cortes de Aragón, hemos visto como casi todos los proyectos, leyes y presupuestos importantes que han salvaguardado la educación pública, han mejorado la sanidad, han defendido a quienes peor lo pasan con la crisis-estafa y han promovido empleos de calidad en nuestros pueblos y ciudades, no han contado con los apoyos de PP, PAR y Ciudadanos.

Por muchas banderas que ondeen en balcones o en la Plaza de Colón, la corrupción y las nefastas políticas de recortes y privatizaciones que hemos sufrido en los últimos años han sido consecuencia de una terrible falta de patriotismo.

Todos los acuerdos en este sentido, han ido de la mano de IU, CHA, PSOE y Podemos. Formaciones bien distintas que hemos alcanzado acuerdos para mejorar la economía y el bienestar material de la mayoría de los aragoneses. Hemos hecho política para mejorar lo más básico: pan, trabajo y techo.

Por eso hoy algunos deberían explicar por qué están sembrando el terreno para un posible pacto de PSOE y Ciudadanos. ¿En base a qué? En las Cortes de Aragón solo se han puesto de acuerdo para recortar los ingresos de las herencias más altas. ¿Qué están dispuestos a dejar atrás con tal de mantener las estructuras partidistas y seguir en las poltronas?

La excepcionalidad autonómica del conflicto catalán, con todos los focos puestos en el juicio del Procés, no puede cegar la realidad que sufrimos los diversos territorios de este estado. Aragón forma parte de esa España vaciada, esos territorios del interior en los que sufrimos en nuestras carnes y día a día la desigualdad en infraestructuras, en inversiones, en financiación, en derechos y en oportunidades. Los intereses neoliberales que hoy siguen defendiendo PP, Ciudadanos y VOX han determinado que en Aragón suframos despoblación, envejecimiento, dispersión y desertización.

Tenemos enormes retos por delante: justicia, igualdad entre hombres y mujeres, reparto de la riqueza, energía, cambio climático, alimentación… que queremos afrontar de la mano de muchísimas personas que nos sintamos parte de un proyecto común. Y eso hoy por hoy, sin igualdad, no lo podemos afrontar de la misma forma si vivimos en Móstoles o en Teruel, en Palamós o en Daroca, en Bilbao o en Boltaña.

Para disipar la boira preta, la densa niebla que nos impide ver más allá, tenemos que ser conscientes del momento histórico en el que somos protagonistas. En Aragón, en España, en Europa, en el mundo. Y debemos estar a la altura de nuestras responsabilidades y expectativas.

Ante una crisis de Régimen, ante la ruptura total del bipartidismo, podemos salir con más avances o con retroceso.  Los Presupuestos Generales del Estado que hoy han rechazado PP, Ciudadanos y los partidos independentistas catalanes eran los más sociales de la historia, pero no han querido. Ante un escenario de elecciones municipales, autonómicas y europeas y un posible adelanto electoral en este año, solo podemos, solo debemos, darlo todo para ganar.

En estos 4 años en Podemos hemos aprendido muchísimo. Hemos sido ambiciosos y mordaces, soberbios y valientes, arriesgados y míseros, hemos creado Círculos y acompañado a numerosos colectivos que han encontrado un espacio político en el que trabajar, hemos defendido a los de abajo frente a la casta, la mafia o la trama, hemos sido dirección política de un movimiento de millones de personas, hemos gobernado y empujado desde la oposición, hemos dicho lo que nadie se atrevía o no sabía expresar, nos hemos equivocado y vuelto a ilusionar, hemos contribuido a mejorar las vidas de mucha gente, hemos decepcionado con luchas internas infértiles, hemos cabalgado nuestras contradicciones, hemos pecado de infantilismo y hemos sido conscientes de que tenemos una responsabilidad enorme.

Por delante quedan muchos debates por resolver: la solidaridad intergeneracional, la centralidad de la deuda, el reto climático, alimentario y de gestión del agua, la robotización de la economía, la precarización del trabajo, la crisis del sistema de pensiones, la atención a la dependencia y tantos otros.

Sabemos que ganar elecciones no es tomar el poder. Que conquistar gobiernos no es lamer la bota del que manda. Sabemos que lo mejor que podemos aportar a nuestra gente es dar con soluciones, con propuestas detalladas, certeras y posibles, ser valientes para superar lo establecido, trabajar codo con codo con todo tipo de colectivos y personas expertas, atrevernos, hablar, alcanzar acuerdos, ser más y mejores.

Activemos nuestra inteligencia colectiva, huyamos del pesimismo de nosotros mismos, aprendamos de nuestros errores, cooperemos, reactivémonos, ganemos en responsabilidad y altura de miras, en confianza y honestidad, ganemos en feminismo y en echar raíces en nuestro querido Aragón, ganemos en compañerismo, en fraternidad, en esfuerzos compartidos. Seamos pueblo valiente y noble, conscientes de que lo nuevo tarda en hacerse y lo viejo tarda muchos años en morir. ¡Sí Se Puede!

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