“Una historia de España” de Arturo Pérez-Reverte

Sí, Pérez-Reverte. Con sus cosas. Con su manera de ver el mundo y de contarlo. Como hacemos todos. En este libro el académico recopila sus artículos publicados en su columna semanal. “De una manera personal, amena y poco ortodoxa”, como él mismo escribe, Pérez-Reverte nos acerca a la historia de España, desde que éramos tierra de conejos hasta la victoria de Felipe González de 1982.

Recomiendo esta lectura para complementar otros libros de historia. Es un libro sin duda cargado de polémica, por la manera de juzgar, describir y adjetivar del autor. No cuento nada más y os dejo con un párrafo del epílogo, en el que Pérez-Reverte señala la falta de cultura y educación, la ignorancia, frivolidad e indiferencia, como los principales males a los que nos hemos enfrentado durante miles de años. Errores que podemos corregir para afrontar un futuro con más esperanza y justicia.

“Creo que los españoles estamos infectados de una enfermedad histórica, peligrosa, quizá mortal, cuyo origen tal vez haya aflorado a lo largo de todos estos artículos: siglos de guerra, violencia y opresión bajo reyes incapaces, ministros corruptos y obispos fanáticos, la guerra civil contra el moro, la Inquisición y su infame sistema de delación y sospecha, la insolidaridad, la envidia como indiscutible pecado nacional, la atroz falta de cultura que nos ha puesto siempre -y nos sigue poniendo- en manos de predicadores y charlatanes de todo signo, nos hicieron como somos; entre otras cosas, uno de los pocos países del llamado Occidente que se avergüenzan de su gloria y se complacen de su miseria, que insultan sus gestas históricas, que maltratan y olvidan a sus grandes hombres y mujeres, que borran el testimonio de lo digno y sólo conservan, como arma arrojadiza contra el vecino, la memoria del agravio y ese cainismo suicida que salta a la cara como un escupitajo al pasar cada página de nuestro pasado (la mayor parte de nuestros jóvenes ignoran, porque se lo hemos borrado de la memoria, que los españoles ya nos odiábamos antes de Franco). Y estremece, desde luego, tanta falta de respeto a nosotros mismo. Frente a eso, los libros, la educación escolar, la cultura como acicate noble de la memoria, serían el único antídoto. La única esperanza”.

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