“Sin energía” de Antonio Turiel

Después de “Petrocalipsis”, el libro en el que Antonio Turiel nos explicaba las causas de la crisis energética, en “Sin energía” (editado también con Alfabeto), nos ofrece esta pequeña guía para el Gran Descenso. De catastrofismo, nada. Aquí encontraréis un análisis riguroso y propuestas hacia un cambio de rumbo eficaz y justo.

En apenas 100 páginas, el físico e investigador del CSIC nos explica la actual situación planetaria de descenso de energía y materiales disponibles. Cualquier fábrica del mundo ha sufrido en los últimos años la escasez y demora en las entregas de distintas materias primas y procesadas. Esto no es una situación coyuntural, como se ha tratado de simplificar, señalando a la vuelta a la actividad tras los meses de confinamiento o la actual guerra en Ucrania. Los nudos son estructurales, tienen que ver con el sistema socio económico que impera en el mundo.

Desde el pico del petróleo (2018), su producción desciende. A pesar de la inclusión de petróleos no convencionales, biocombustibles, petróleos extrapesados y de fracking. El ritmo de producción ya es inferior al mínimo constante que necesita el actual sistema para perpetuarse y las reservas identificadas no son rentables a día de hoy. Por eso en los últimos años las grandes empresas petroleras han desinvertido en nuevos yacimientos. El petróleo no es sustituible por ninguna otra fuente de energía, especialmente en el transporte. Y esto conlleva un efecto directo en otras fuentes y materiales, como la escasez de diésel y fertilizantes químicos. Al mismo tiempo, otros materiales llegan a su pico (uranio) y ralentización (gas natural).

Añadamos a todo esto los efectos del cambio climático que ya sufrimos: temperaturas elevadísimas, sequías prolongadas y fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, que conllevan la agudización de la crisis alimentaria y la pérdida de la biodiversidad.

Turiel analiza al detalle la crisis del diésel, su encarecimiento e impacto directo en la maquinaria pesada, el transporte marítimo y aéreo, la minería y la agricultura, con restricciones y racionamiento en muchos países.

En cuanto a la crisis de los materiales, explica que el problema con los chips es de oferta, por la escasez y aumento de los precios del silicio metálico, el aluminio o el cobre, así como la necesidad de agua de calidad que precisan para su fabricación. La industria en los próximos años va a sufrir las consecuencias de la volatilidad de los precios. Turiel plantea la intervención del mercado para definir las estrategias de racionamiento y racionalización.

Con respecto a la crisis alimentaria, la subida del precio del diésel, la sequía y el clima inestable determinan un menor uso de fertilizantes químicos y unas menores cosechas.

Insiste Turiel en la ineficacia de “fosilizar las energías renovables”, es decir, que la actual proliferación de mega parques fotovoltaicos y eólicos no son la solución que necesitamos. Van a escasear materiales, el vehículo eléctrico no va a perpetuar el actual modelo de movilidad y el hidrógeno verde es una tecnología que no está madura. El despliegue masivo de la Renovable Eléctrica Industrial no es solución y va a generar una deuda para muchos años. Además, la intermitencia y estacionalidad de las renovables generan una tensión y vulnerabilidad de la red europea de alta tensión, que en algunos países puede suponer cortes rotatorios, racionamiento y problemas con la electricidad en todo el mundo. La dependencia del gas natural implica un colonialismo energético de países poderosos que ya se están apropiando de recursos de otros territorios a costa de su empobrecimiento, manu militari. Algo que a futuro puede pasar también con España y el gaseoducto proyectado para exportar gas natural.

Pese a tanto: “No colapsaremos si no queremos”. Turiel ofrece alternativas y soluciones concretas, como disminuir el consumo de combustibles fósiles, de fertilizantes químicos, de transporte por carretera, de vehículos privados y de ropa, fomentar una agricultura regenerativa, una electrónica virtualmente eterna, vivir bien con menos (decrecer de forma democrática sin mermar nuestro nivel de vida). “Nuestro verdadero problema no es de recursos, sino del sistema socioeconómico” y urge abrir amplios debates democráticos sobre el inevitable racionamiento, la crisis climática, alimentaria y de agua de calidad, hacia un “decrecimiento de las injusticias, de la contaminación, del exceso de horas mal pagadas… y por un crecimiento del tiempo de calidad que pasamos con nuestra familia y amigos y de todas aquellas cosas que son las que en realidad nos hacen felices aunque no cuesten nada”.

Leave a comment

Add your comment here