«Ausencias y extravíos» de Yayo Herrero
Con Yayo Herrero siempre se aprende. Desde hace años, nos ayuda a comprender mejor el mundo y a no paralizarnos ante las injusticias. Este libro camina en esa dirección. “Ausencias y extravíos” son 6 textos en los que Yayo se expresa con claridad en su definición del momento vital en el que estamos, sociedad que habita un planeta finito que no da más de si.
Estamos ante un pensamiento lúcido desde un planteamiento ecofeminista y anticapitalista, que aboga por organizar un decrecimiento material que nos permita crecer en alegrías y reparto de los placeres. Pese a la enorme tarea colectiva y las voces cada vez más nítidas y preocupantes de la comunidad científica, Yayo no nos hunde en el pesimismo. Su propuesta, a modo de síntesis, podría ser: “responsabilidad y esperanza activa contra los monstruos del desamor”.
En esta edición de Contexto y Libros en Acción, Yayo Herrero comienza con el “síndrome del astronauta” a través del cual nos describe con acierto nuestra sociedad que “ha crecido y se ha expandido en ausencia de gravedad. Y, ahora, en esta fase de aterrizaje forzoso al que nos aboca la crisis ecosocial, se ve obligada a reducir abruptamente el tamaño que adquirió en condiciones artificiales”. Aunque algunos no lo quieran ver, cegados por la avaricia. Para nuestra sanación y toma de tierra, Yayo nos propone “la suficiencia, el reparto y el cuidado” hacia una organización social basada en “la cooperación, el apoyo mutuo, la empatía y la priorización de la vida” y que mire la realidad cara a cara, aceptando el miedo y convirtiéndolo en valor colectivo.
Ante los límites físicos del planeta, Yayo reivindica “la precaución de restar y el imperativo político de dividir”, es decir, respondernos “cuánto queda y a cuánto tocamos”, para hacer un ejercicio de amor que no deje a nadie atrás. ¡Qué bien nos vendría para una transición energética justa afrontar con generosidad estas cuestiones!
A diferencia de otros muchos textos que he leído de Yayo Herrero, en este libro percibo (tal y como apunta Santiago Alba Rico en el prólogo) que hay un cambio a mejor, digamos, literario. A la habitual solvencia científica y capacidad pedagógica de Yayo, en este tomo aparecen notables referencias literarias que hacen aún más amena la lectura y la comprensión del mensaje. Quizás este estilo es, en si mismo, una asunción de la necesidad de esos “estimulantes blandos” de los que habla, “imprescindibles para que aparezca el cambio, la creatividad y el conocimiento”.
Yayo incide en la importancia de la memoria “ecológica” o “biocultural”, que nos permita un diálogo entre los saberes del pasado hacia todo lo nuevo que podamos imaginar y construir ese “mapa que nos orienta” (en palabras de Marta Pascual en el epílogo).
Por último, Yayo ahonda en la responsabilidad en lugar de en la culpa, para afrontar los problemas y plantear soluciones con “fuerza, potencia y capacidad de hacer”, reconociendo nuestros privilegios “que se erigen sobre la subalternidad de otros”, como el patriarcado; o las “huellas ecológicas desmedidas a costa de otros territorios”, hacia una esperanza activa que genere poder popular.
En síntesis, me parece muy buen libro para comprender mejor el mundo, desde la mirada lúcida y motivante de Yayo Herrero.