Autoritarismo reaccionario o participación social

🙋🏼‍♂️ El 16 de septiembre de 2024 publiqué este este artículo sobre retos políticos en El Periódico de Aragón, a raíz de mi intervención en un debate de la Plataforma Progresista, que podéis ver aquí.

¡Te animo a leer y compartir! Gracias 😊

Construir utopías contagiosas y reales es nuestro principal reto. Las alternativas prácticas nos permiten huir del individualismo y la atomización que benefician a unos pocos y debilitan una comunidad diversa, en la que necesitamos respeto a las plurales identidades y una organización de lo común en la que no dejemos a nadie atrás.

Todo lo contrario de lo que hacen las derechas allí donde gobiernan. En Aragón y en Zaragoza, dan cuerpo a las arengas de Trump. La estrategia del autoritarismo reaccionario es global y pasa por toros y antiabortistas, sí, por nacionalismos excluyentes, racistas y machistas y, sobre todo, que los más poderosos sigan beneficiándose de la vida en el planeta. El populismo, las conspiranoias y las noticias falsas les sirven en su agenda negacionista, belicista y colonialista. Así, el mundo sangra en Palestina, el Congo o Yemen. Millones de personas sufren bombardeos, hambre y miseria. Mientras, se superan los peores anuncios de la comunidad científica, con más sequías, más desertificación y fenómenos climáticos cada vez más virulentos y dañinos.

Las derechas planifican el Estado y las instituciones para beneficiar a unos pocos. Pura lucha de clases. Su codicia está por encima de todo lo demás y a costa del trabajo de todos. Acumular capital y blindar privilegios es su vocación: rebajas de impuestos a los más ricos, alfombra roja a sus empresas privadas y, cuando haga falta, uso de la fuerza para imponerse.

El PP amplifica discursos de odio y miedos, de manera furibunda en redes sociales y medios controlados por ellos. Tienen mantras obsesivos: inmigrantes peligrosos, progresismo culpable de todo, machismo y patriotismo caduco. Todo vale en su ambición despiadada por alcanzar el gobierno central. Un reto que PP y Vox saben complicado, dado que los resultados de 2023 fueron ajustados. Un puñado de votos define los gobiernos en muchos lugares y, con la ley electoral española en la mano, alcanzar mayorías absolutas en España no es fácil.

Todo lo que camina hacia la justicia social, la igualdad, la salud comunitaria o la sostenibilidad, les sobra. Recortan, cierran y reprimen los espacios en los que se construyen comunidades activas y sólidas, donde cualquier persona puede participar: perjudican la educación pública y subvencionan más la privada, atacan y cierran centros sociales, culturales y casas de juventud, abandonan parques y plazas sombreadas de los barrios. Les sobran las bicicletas, las redes de apoyo y el tejido asociativo. Saben que si controlan nuestro tiempo y nuestros espacios, controlan nuestras vidas.

De la Canal Roya al Maestrazgo, todo Aragón está en la diana de la ocurrencia de cualquier iluminado de un consejo de administración, de un fondo buitre de inversión o de un banco multinacional. Buscan aprovecharse de los recursos de todos y del trabajo de los demás. Azcón, como si fuera un mayordomo de los patrones, les pone alfombra roja para seguir con un modelo capitalista que genera más y más desigualdades, empeora los servicios públicos, destruye ecosistemas (el planeta mismo) y empeora nuestras vidas. Todo ello con una gestión penosa, que aleja de Aragón proyectos grandiosos de Amazon, Maersk o Becton Dickinson (datos, logísitica y jeringuillas).

La democracia va de alcanzar acuerdos para mejorar la vida de la gente. No de unos pocos. Por eso, pese a la delicada aritmética institucional en Madrid, con la dependencia de Junts o PNV para aprobar leyes y presupuestos, Sánchez y Díaz deben salir del fango político en el que quieren chapotear las derechas y esmerarse para alcanzar pactos de presupuestos y leyes que amplíen derechos y oportunidades: servicios públicos de calidad, viviendas dignas, mejores salarios y menos jornadas de trabajo, más financiación para municipios y autonomías, sostenibilidad, descentralización, equidad.

Quienes defendemos a la gente y al territorio frente a oligarcas y caciques nos toca cuidarnos y encontrarnos, participar, apoyar y confluir las luchas existentes: mareas por la pública, cooperativas, sindicatos, partidos, colectivos y redes feministas, ecologistas, culturales, solidarias, democráticas. Defendamos los espacios que ya existen, confraternicemos, debatamos y creemos nuevos artefactos de transformación. En las luchas y en la construcción de alternativas nos encontramos y de ahí nacerán las nuevas herramientas de este ciclo político que, empieza, como cada curso, con renovadas esperanzas, energías y proyectos.