OPEL: Reflexiones sobre el mundo del trabajo
La mayoría de los trabajadores de la factoría de la OPEL en Figueruelas (Zaragoza) han apoyado el preacuerdo de convenio, negociado con la empresa PSA. Como todo acuerdo, hay luces y sombras, y respeto profundamente la autonomía de los trabajadores, que han participado casi en su totalidad en el referéndum.
Ante el chantaje de PSA, las instituciones aragonesas y españolas han mantenido una equidistancia que no ha favorecido un acuerdo mejor. No se puede ser equidistante ante una empresa de la que dependen miles de familias, que ha recibido millones de euros en ayudas públicas pagadas por todos los aragoneses e incluso ha sido rescatada por parte del estado francés. Algunos partidos se han puesto de perfil ante el conflicto y su falta de apoyo a la plantilla se traduce hoy en un acuerdo que está más cerca de los planteamientos iniciales de la empresa que de los trabajadores. La empresa ha aprovechado su posición de fuerza sin tener en cuenta la dignidad y el futuro de la planta, ni el territorio donde se asienta, Aragón.
La firma del nuevo convenio colectivo en OPEL nos exige algunas reflexiones profundas de hacia dónde camina el mundo del trabajo. Por qué menos trabajadores fabrican más coches, adónde van los beneficios que conllevan la flexibilidad y la desregulación en el empleo, cómo haremos para conciliar la vida familiar y la laboral, por qué los nuevos trabajadores cobran mucho menos que los compañeros que desempeñan la misma faena, de qué calidad es el empleo de las empresas auxiliares que suministran a OPEL, hasta dónde puede seguir bajando nuestra capacidad adquisitiva si comparamos nuestros salarios con los precios de la vida, cómo nos organizamos mejor para tener más fuerza ante situaciones como ésta, que van a ser más frecuentes de lo que nos gustaría.
La economía aragonesa muestra su fragilidad cuando consejos de administración de empresas multinacionales deciden sobre las vidas de decenas de miles de aragoneses. Es de sentido común no echar todos los huevos en la misma cesta o, dicho de otro modo, hemos de desarrollar con decisión diversas formas de vida para que no dependamos tanto de unos pocos sectores en manos de propietarios cuyos beneficios escapan de nuestras manos. También convendría preguntarnos cómo vamos a afrontar la robotización de la industria y la competencia a nivel global. O si vamos a apostar de una vez por quedarnos con el valor añadido de nuestras producciones, invirtiendo en conocimiento, en innovación, en sectores punteros y en trabajos que necesitamos para que nuestras vidas sean mejores.
Estos días PSA comparaba la OPEL de Zaragoza con Vigo…. mañana lo harán con Asia.