“Mapocho” de Nona Fernández
«Mapocho» es una historia dura y compleja, de recuerdos y muertos, de sueños entremezclados con historias y fábulas, de gritos y lamentos, de miedos y huidas, de cicatrices y memoria, de rabias antiguas y lucidez hacia un futuro mejor. Estamos ante una novela que no es de lectura «fácil» y, pese al dolor que emana, merece la pena.
El Mapocho es el río que atraviesa Santiago de Chile, con aguas que arrastran suciedad y rencores, asesinatos y violencias. “El Mapocho es hediondo, está lleno de caca y de muertos, lo sé, pero dicen que al final se encuentra el mar”. “Mapocho” se publicó en Chile en 2020 y la editorial Minúscula la reedita en 2020 y Nona Fernández recibe el Premio Cálamo “Extraordinario 2020”.
Al principio, me costó coger el hilo pero, conforme avancé en la lectura me impliqué en las vivencias y en el sentido de la obra. No avanza de forma lineal, sino en círculos. El dolor aflora en distintas escenas que evocan accidentes, colonialismo, incestos y temores. Hay desgracias y un lenguaje crudo, pero también vitalidad y belleza literaria.
“Los sueños y los recuerdos están conectados. La memoria nutre la cabeza en el momento de dormir, la alimenta con imágenes conocidas y el resultado es una mezcla rara de cosas ya vistas. Los muertos resucitan en los sueños. Vuelven a la vida y aparecen con el rostro del que nunca murió, del que siempre estuvo. Los lugares también salen de su tumba. Sitios sepultados por el olvido emergen nítidos, llenos de olor y ruido”.