«Los Desposeídos» de Úrsula K. Le Guin
“El universo es un libro inmenso y nosotros lectores muy pequeños”.
La ciencia ficción no es lo mío… hasta ahora. Buenos amigos lectores me habían recomendado leer a Úrsula K. Le Guin y he empezado con este libro: “Los Desposeídos”, que he disfrutado de menos a más. He de reconocer que me ha llevado dos semanas, lo que no es habitual en mí, porque suelo devorar mis lecturas. En este caso, me ha costado familiarizarme con el universo, los lugares y los personajes propuestos por la autora. Conforme he ido comprendiendo la trama, he disfrutado mucho más de la novela, especialmente las últimas páginas.
“Ser todo es ser una parte; el verdadero viaje es el retorno”.
En síntesis, se confrontan dos formas de vida: en Urras se impone “el propietariado” y en Antares se desarrolla el anarquismo. El puente entre estos dos mundos es un hombre de ciencia, un físico teórico, Shevek, que se propone llevar más allá las ideas de libertad y superar las constricciones de las normas y de la responsabilidad colectiva, asumiendo riesgos, para buscar nuevas discusiones en sus estudios y en las propias formas de organizar la sociedad. No os cuento mucho más de la historia, porque lo interesante es cómo a partir de la imaginación, Úrsula K. Le Guin aborda algunos de los problemas del aquí y el ahora. Aunque su primera publicación fue en 1974, los temas que trata son actuales: la situación de la mujer, las diferentes formas de relaciones humanas, el autoritarismo y la sumisión que sofoca el pensamiento del individuo, el papel del Estado, la búsqueda de la libertad y del placer, la revolución permanente, la fraternidad, la explotación, el sufrimiento, el odio, el papel del trabajo, la solidaridad humana y el cooperativismo frente a la obediencia y la violencia, las ideas políticas hacia la ayuda mutua y el bien común.
“Lo bueno de trabajar con el tiempo, y no contra él, es que nunca es tiempo perdido. Hasta el dolor cuenta”.