“¿La rebeldía se volvió de derecha?” de Pablo Stefanoni
Antiprogresistas, contra la corrección política, antifeministas, contra la inmigración, misóginos, anticomunistas, contra la redistribución de la riqueza, racistas, conspiranoicos, nacionalistas, xenófobos, occidentalistas, ciberacosadores, antikeynesianistas, contra la multiculturalidad, troles en la red, islamofóbicos, contra la ideología de género, fanáticos subterráneos, masculinistas, paranoicos civilizacionales, ecofascistas, supremacistas, pro “alt-right”, paleolibertarios reaccionarios, belicosos amantes de las armas y la violencia… la extrema derecha quiere dominar el mundo.
Pablo Stefanoni investiga la historia de las izquierdas… y también de las derechas. Desde Argentina, dirige la revista Nueva Sociedad y colabora con otros medios y centros de investigación. En este libro invita a que nos tomemos en serio a la ultraderecha, que ya ha alcanzado algunos gobiernos del mundo. El autor analiza las distintas estrategias, que a menudo tienen puntos en común como ya vimos en los libros “Cómo perder un país” de Ece Temelkuran y “Qué hacer con la extrema derecha en Europa” de Guillermo Fernández Vázquez.
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Este libro es de actualidad, recién editado en junio de 2021 por Siglo XXI, y su análisis considero que es acertado. Para empezar, las extremas derechas tratan de ofrecerse como el pueblo verdadero, los auténticos, los puros… como si nuestra historia desde hace miles de años no estuviera construida desde intercambios y mezclas constantes. A partir de ese nacionalismo tan utilizado por las élites en nuestra historia reciente, construyen un enemigo exterior, que hoy en día resumen en “los progres”, un neoliberalismo progesista que asocian a la justicia social y la diversidad institucionalizada, mediante políticas públicas e impuestos que sostienen la educación y la sanidad en el estado del bienestar.
Su obsesión compartida es el “marxismo cultural”, que las ultraderechas del mundo ven por todas partes y pretenden convencer de que es el problema de todos los males en nuestra sociedad. Sin embargo, en cuestiones económicas y estructurales no se ponen tan de acuerdo: aún hay quienes niegan el cambio climático producido por la acción del hombre y quienes ven en el ecologismo una oportunidad de llegar a más gente; los hay homófobos y contra las libertades sexuales y quienes ven en el “gay friendly” una alianza deseada para enfrentarse a los países musulmanes (como vemos en Israel); en el plano económico las aristas aún son mayores, entre quienes quieren un capitalismo salvaje, los que se saldrían del euro, alianzas geoestratégicas variadas (y enfrentadas), localismos, feudalismos corporativos o autarquías hipócritas. La batalla fiscal es, sin duda, una de sus favoritas: eliminar impuestos y vender esa “libertad” del que no aporta a la hucha común pero por detrás roba y especula todo lo que puede.
Lejos de ridiculizar a las extremas derechas, Stefanoni se las toma muy en serio y, no solo recuerda sus éxitos recientes (de Trump a Bolsonaro y unos cuantos más en Europa y América), sino que apunta los retos que desde las izquierdas hay que afrontar para dar alternativas tangibles y reales en un contexto de escasez de referentes, de incertidumbres por el reto climático y la pandemia, y múltiples miedos que son el caldo de cultivo de las derechas.
Especialmente en el campo de la incorrección política de las derechas y en la asociación de las izquierdas como las “élites progres” es donde, considero, hay que destapar sus mentiras, para mostrarlos no como proyectos rupturistas y emancipadores, sino como lo que son: los defensores de las élites y del status quo, aquí y en todas partes.
Este libro es muy interesante y está plagado de referencias para seguir investigando. Frente a la debilidad de las socialdemocracias y culturas comunistas, es preciso construir mayorías populares que nos permitan combinar demandas de redistribución (materiales) y de derechos civiles y, sobre todo, “capturar el entusiasmo y la imaginación de las nuevas generaciones”, para lo cual el autor propone “nuevos empalmes con los de abajo,… con el nuevo precariado… con unidad en la diversidad… hacia la superación del status quo y la desigualdad”. Estoy de acuerdo.