“El mundo está en venta” de Javier de Blas y Jack Farchy

La riqueza y el poder se concentran en unos pocos hombres. Este libro habla de ellos, protagonistas de un capitalismo despiadado, esa barra libre en la que el mercado es su único dios.

Mi amigo Marcos Garcés, agricultor y ganadero de Bañón (Teruel), me recomendó este libro. He de reconocer que su lectura me ha llevado varias semanas. Cosas de la vida. Y también porque es un libro denso, arduo, con muchísima información y nombres.

Porque lo que hacen los periodistas de Blas y Farchy es aportarnos luz. Poco sabemos de los negocios de las materias primas, oscuros y terribles. Y para desenredar el complejo entramado del comercio internacional, hay una parte explicativa de la globalización económica, pero también hay entresijos de la geopolítica y, sobre todo, la parte más chusca, espuria y cutre: la codicia, ambición, falta de escrúpulos y modus operandi aniquilador de los comerciantes de materias primas.

Porque, queridos lectores, lo que mueven los milmillonarios del mundo, aquellos que ya nacieron ricos herederos o los que amasaron su fortuna en negocios truculentos es la rueda del capitalismo, la ruleta de un sistema en el que ellos siempre ganan. Estos señores son los principales beneficiarios de un sistema impuesto a costa de todos los demás y de la vida misma en el planeta.

La lectura de este libro, editado por Península y con gran éxito de ventas, me ha producido momentos de rabia La realidad es cruda en manos de estos poderosísimos propietarios de multinacionales, que manejan gobernantes corruptos e intermediarios despiadados y definen con su afán lucrativo dónde se esclaviza, se saquea, se asesina y se destruye.

“El mundo está en venta” es la historia de Ian Taylor, Andrew Hall, Ivan Glasenberg, Marc Rich, Claude Dauphin, Borís Berezovski, nombres que quizás os suenen o tal vez no. Son hombres blancos (apenas se citan dos mujeres en las más de 500 páginas del libro) que se han forrado con el control de materias primas con las que se ha construido el mundo capitalista hasta hoy: acero, cemento, cobre, aluminio, plomo, zinc, carbón, petróleo, gas, electricidad, uranio, etanol, cobalto, litio, níquel, tántalo, cereales (arroz, trigo, maíz, soja), carne, residuos… y para mover esas mercancías en la ley de la selva, todo vale: construir un oleoducto entre Irán e Israel, pactar mordidas con Richard Nixon, Sadam Husein o Putin o condenar a niños del Congo a la esclavitud en las minas, entre otras muchas tropelías, ilegales o maquilladas en entramados perversos.

Este libro cuenta, a partir de todas las entrevistas que han logrado realizar, los detalles personales de este comercio de materias primas: sus relaciones íntimas y trampas entre cazafortunas, los sobornos y contratos corruptos entre las partes, empresas pantalla y paraísos fiscales, sus redes de contactos y sus comunicaciones secretas, los negocios en los palcos vips de los estadios de fútbol. De aquí se han nutrido y se nutren las grandes multinacionales del mundo: Glencore, Cargill, Vitol, Trafigura, Philipp Brothers, Xstrata, Bnge, Louis Dreyfus, Archer Daniels Midland, las “Siete Hermanas”, BP, Shell, Exxon, Chevron, Goldman Sachs, Morgan Stanley, etc.

Los autores destacan varios hitos significativos en la historia reciente de la economía capitalista: el neoliberalismo que cierra fronteras a las personas y abre mercados a las materias primas; la caída de la Unión Soviética; el crecimiento brutal de China; y la financiarización y especulación de la economía.

Si queremos salir de las garras de esta élite de depredadores, debemos redoblar nuestro compromiso con la democracia y la soberanía de los pueblos. La infinita codicia de esta gentuza es incompatible con los límites físicos del planeta. Luchemos por defender la vida misma de sus garras.