«Memorias» de Joaquín Costa
¡Cuánto he disfrutado con estas “Memorias” de Joaquín Costa! Llevo un tiempo leyendo a Costa, adentrándome en su pensamiento y en sus obras. Pero este libro es otra cosa. Es una edición exquisita de Juan Carlos Ara Torralba, muy interesante en sus notas y aportaciones.
Este libro es un diario de Costa, entre los 18 y los 32 años. Un compendio de cuadernillos en los que iba plasmando sus sentires, sus viajes, sus sufrimientos y sus anhelos. Quien alguna vez ha escrito un diario, sabrá de lo que hablamos. Personalmente, me he sentido identificado con un buen puñado de las pulsiones, que Costa plasma con lastimosa pasión.
La vida de Costa en estos años no es fácil. Sufre mucho. Sufre de miseria, de pobreza, de penurias relacionadas con la falta de un mínimo sustento para pagarse una casa, un abrigo, un par de zapatos, la matrícula en la universidad o un puñado de papeles donde escribir. Sufre de enfermedad, de dolores en los brazos, de parálisis en la pierna, de fiebres y de distrofia muscular progresiva. Sufre porque tiene ambiciosos deseos de que su nombre tenga un lugar en el mundo, por sus creaciones políticas o estudiosas. También sufre mucho de amores platónicos, no correspondidos, que llenan cartas y párrafos terribles, descarnados, en los que Costa muchas veces desea su muerte.
Durante estos años Costa “vive de prestado”, entre Graus, Huesca, Madrid, París y otras localidades aragonesas y españolas. A nivel económico, son muchas las deudas que sostienen sus días. Y su corazón también está pendiente de un amor correspondido, que no llega.
Estos días reflejan la tenacidad y la fortaleza que radica en un hombre que desea aprender, estudiar y aportar, que trabaja en días y noches sin sueño para leer y escribir, un hombre que sabe que su camino es difícil por múltiples incapacidades en una sociedad podrida por mitos religiosos, fanatismos políticos y caciques corruptos. En esta sociedad de mediados del S.XIX, Costa plasmará sus pensamientos y aportaciones, que leeremos en otros libros.