“Oligarquía y caciquismo, Colectivismo agrario y otros escritos” de Joaquín Costa
Este libro se publicó por primera vez hace más de 50 años y los escritos que recopila cumplen casi 150. En este volumen encontramos algunos de los pensamientos de la vasta obra del regeneracionista aragonés al que «se le cita mucho pero es muy poco leído” como señala Rafael Pérez de la Dehesa en el prólogo.
Para quienes no conozcáis a Joaquín Costa, nació en 1846 en Monzón (Huesca) en una familia muy pobre. Se pagó sus estudios trabajando de albañil y así pudo desarrollar su actividad intelectual y su conocimiento de la cultura europea, que complementó con su experiencia vital del colectivismo agrario popular. Costa fue profesor en la Institución Libre de Enseñanza, notario, investigador de la poesía popular, el derecho, la tradición política española o las leyes agrarias. Llegó a ser diputado, pero no pisó las Cortes. Es conocido por sus escritos sobre política hidrológica, escuela y despensa, y su pensamiento regeneracionista fue fundamental e influyente en la generación del 98. Tras estas breves pinceladas, comentaré 3 de los escritos en el libro:
1. Oligarquía y caciquismo como la forma actual del gobierno de España
Costa defiende la tesis de que España no es una nación libre y soberana y las Cortes son un artificio. El feudalismo sigue enquistado en un sistema que no da garantías al pueblo, que vive al arbitrio de una minoría corrupta, organizado desde los pies del Gobernador hasta cada región y municipio. “La libertad se había hecho papel, pero no sé había hecho carne”, en referencia a la revolución de 1868. Estas oligarquías sólo buscan sus intereses particulares y gobiernan para si mismas. Costa insiste en que para conseguir la libertad hay que acabar con los caciques y el “gobierno de los peores”. Plantea los 12 principios del que podría ser un nuevo partido: 1) Reorganización de Servicios públicos y supresión de empleos inútiles. 2) Reforma de la educación mediante una Pedagogía moderna y la elevación social de los maestros. 3) Mejor accesibilidad de los alimentos y creación de cajas rurales. 4) Mejora de caminos carreteros baratos. 5) Reparto de tierras para quienes las trabajan, con expropiaciones forzosas. 6) Seguros sociales y ayudas para el retiro, la viudedad o la orfandad, así como inspección de trabajo para la seguridad en las fábricas. 7) Vuelta al oro y saneamiento de la moneda. 8) Nuevo poder judicial y simplificación de procesos. 9) Democracia directa desde la municipalización de servicios públicos y supresión de las Diputaciones Provinciales. 10) Régimen europeo de libertad para evitar caciquismos. 11) Todas estas medidas a la vez, por decretos sumarísimos. 12) Renovación de todo el personal gobernante de los últimos 28 años.
¿Qué os parece? ¡Podríamos rescatar algunas ideas! ¿No crees?
2. Colectivismo agrario
Joaquín Costa presenta en este extenso estudio el pensamiento y las propuestas de diversos intelectuales y economistas españoles que han publicado sobre el colectivismo agrario, desde Juan Luis Vives a Álvaro Flórez Estrada, pasando por Martínez Marina, Juan de Mariana o el Conde Aranda, entre otros, desde el S.XV al XIX. Costa coincide en que todos buscan la igualdad en los medios de producción y, en concreto, del suelo, de la tierra. El colectivismo teórico (y en ocasiones práctico) en España es fundamentalmente agrario. Sin entrar detalladamente en cada uno de ellos, destacaré en esta pequeña reseña que todos plantean el trabajo mancomunado de pastos vecinales, un censo repartido de las parcelas y otros bienes que garanticen lo suficiente para vivir, así como la expropiación de la acumulación codiciosa de tierras y el arrendamiento por el Estado de las tierras públicas. Costa reivindica estos pensadores, a los que “le han faltado alas” y no han trascendido tanto como otros referentes internacionales como Lasalle, Marx, Descartes o Adam Smith. Estos apuntes sobre la historia colectivista en España nos recuerda cómo ilustres economistas, historiadores, embajadores, clérigos e incluso nobles han planteado abiertamente (y en algunas ocasiones con éxitos locales) el reparto de la riqueza, el control público y comunal del acaparamiento y la codicia, expropiaciones forzosas y tierras comunales y comunistas, de las que sacar fondos sociales para las familias más necesitadas. Incluso alguno escribe abiertamente de políticas para frenar la despoblación.
3. Caracteres de la “política hidráulica”
Para terminar, comentaré brevemente una entrevista a Costa publicada en El Globo en 1903, en la que defiende el aumento de los regadíos, para incrementar la productividad en el campo, pero “no basta ofrecer agua de riego al labrador si no sabe hacer uso racional de ella”. En esto insiste todo el rato. A Costa se le cita a veces para justificar la construcción de grandes obras hidráulicas, pero a veces se olvida su reivindicación de las buenas prácticas agrarias, la combinación de la agricultura con la cría de ganado, la repoblación forestal, el trabajo cooperativo, la municipalización de los servicios públicos y una revolución general del Estado. Costa aprovecha también para criticar a los caciques y “un aluvión de pantanos electorales”. Sobre políticas de agua, Costa recomienda estudiar más y ser prudentes, especialmente “las grandes obras hidráulicas, que requieren mayor estudio de parte del Poder público”.
¡A leer más a Joaquín Costa!