“El infinito en un junco” de Irene Vallejo
Este es un libro de libros. Un libro para quienes nos gusta leer libros. Es un libro lleno de referencias a otros libros, de historias contadas en anteriores libros, de cómo muchas historias han llegado hasta hoy gracias a anónimas personas que han hecho su parte para que sobrevivan las mejores ideas de la humanidad.
Este libro es un profundo alegato de amor por todas las personas que amamos los libros: lectores, libreros, bibliotecarias, editores, maestras, traductores, impresores… y un sinfín de aventureras y rebeldes que han transgredido su época para traernos palabras, versos, teorías o relatos.
Hace más de 25 años leí “El Mundo de Sofía” del noruego Jostein Gaarden y me ayudó muchísimo a adentrarme en la filosofía, con un sinfín de aventuras colectivas en torno al pensamiento y al sentido de la vida. Hoy “El infinito en un junco” de la zaragozana Irene Vallejo me ha acercado a ese instrumento que es el libro, “una extensión de la memoria y la imaginación”, que escribió Borges.
Del libro poco os quiero contar. Os animo a leerlo. Encontraréis una oda a los libros, en todos sus formatos: piedra, juncos, seda, árboles…, sin los cuales “las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido”.
En estos días de confinamiento y pandemia, doy las gracias a Vallejo: “Los libros nos ayudan a sobrevivir en las grandes catástrofes históricas y en las pequeñas tragedias de nuestra vida”. Doy fe.