A Sergio Algora
10 años ya de tu muerte. Recuerdo recibir la noticia, en la cama con pep4. Era una buena época en el Casco Viejo de Zaragoza. Vivíamos junto al bar Bacharach. Disfrutábamos mucho. Los domingos, al acabar La enredadera, solía correr la cortina y flipaba un rato contigo, con Bigott y con alguna otra persona que alargaba el fin de semana con música, risas y poesía.
Hace 20 años berreaba en el balcón de casa de mis padres las canciones de El Niño Gusano, que sonaban en casetes y retumbaban toda la casa. Una tarde cogí la bici hasta las Murallas Romanas. Fue la primera vez en mi vida que fuí solo a un concierto. Me la gocé viendo a la banda y, especialmente, al cantante de pandereta y pañuelo al cuello.
Más tarde tuve la suerte de conocerte, de compartir una amistad de buena vecindad, de comprarte y que me dedicaras tus poemarios y de leerme tus historias entretenidas y geniales.
Ese 9 de julio de 2008, mientras Zaragoza se emborrachaba de Expo, surgía esta pintada frente a tu casa y tu bar. Un jardín en cada poro.
10 años después, tu recuerdo de vecino, barman, poeta, cantante y tipo genial, no desaparece. Y las canciones de El Niño Gusano siguen sonando a todo trapo como si no hubiera un mañana.