“La familia” de Sara Mesa
En “la familia” de Sara Mesa se agolpan las historias de una familia, a ratos inquietante, a ratos pintoresca. Como cada familia, singular en su composición, tradiciones y usos compartidos. “La moderación es el primer pilar de la justicia”.
En esta familia “el precario equilibrio de las cosas” es “mudable”, es decir, cambiante, oscilante conforme las vivencias, los agravios y las afinidades moldean nuestro carácter.
En este libro hay vergüenzas y extrañezas, pudores y descubrimientos, complicidades e imposiciones. Un Padre que manda, con la excusa de Gandhi o la que se precie. Una Madre que contribuye. Unos hijos que se adaptan a ese ecosistema. Una niña adoptada que duda. Unos vecinos con quienes las relaciones, como no puede ser de otra forma, impactan en el devenir de ese grupo familiar.
“No hay grandes decisiones, se dice, solo una ristra de pequeñas, incluso diminutas, decisiones, tomadas casi por azar, aunque en realidad no. En realidad, tomadas con titubeos pero también con audacia, una a una, paso a paso, libremente. Tomadas para bien”.
“No se puede añorar lo que se desconoce” y, así, el interés aflora. Y se descubren las mentiras. Aparecen algunas respuestas. “Aquellos que tienen dobles vidas , los que sufren por debajo de lo visible, los que son perseguidos por cometer actos deshonrosos, los que levantan el brazo para protegerse y esconden la cara, tienen ganada de antemano su compasión”.
“La familia” de Sara Mesa es un libro editado por Anagrama, en su quinta edición en mis manos, es el Premio Cálamo extraordinario y, ya solo por eso, hay que leerlo. A ratos frío, a ratos turbio, la novela te muestra la familia.