“Miau” de Benito Pérez Galdós
¡Cuánto he disfrutado con esta novela! ¡Da gusto leer a Benito Pérez Galdós! En “Miau” penetra en la sociedad del Madrid burocrático de finales del S.XIX, carcomido por la corrupción política, que agoniza en la familia de los Miau, presa de la decadencia social, la trágica espera de un puesto en un ministerio, las relaciones impostadas, las tensiones familiares, los amoríos de postín y los anhelos de grandezas que nunca llegan.
Galdós no solo disecciona de maravilla la sociedad que vive y sufre, sino que lo hace con un lenguaje, unas descripciones, una narrativa y unos diálogos que da gusto leerle. Las reflexiones del sufrido Villaamil (“fiel al sistema de esperar desesperando” y “encallecida la epidermis del amor propio”), las conversaciones del niño Luisito con dios, las triquiñuelas sentimentaloides de Víctor con Abelarda o los vodeviles teatrales con las amistades funcionariales, son dignas de mención.
En cuanto al cogollo en si de la novela (la tremenda corrupción que asola la administración pública) hay mucho que sacar. Os comparto aquí tan solo algunas frases que me parecen memorables: “el Estado es esencialmente ingrato”; “La lógica española no puede fallar. El pillo por delante del honrado; el ignorante encima del entendido; el funcionario probo debajo, siempre debajo”; “No debía ser verdaderamente rico nadie más que el Estado. Todos los demás caudales eran producto del fraude y del cohecho”; “A mí esto me pasa por decente”; “Yo no quiero credenciales, ni colocación, ni derechos pasivos, ni nada; no quiero más que la verdad por delante, la buena administración y conciliar… compaginar… armonizar (…) los intereses del Estado con los del contribuyente”; “¡Yo no pido más que orden, moralidad, economía!”.
He gozado leyendo este libro, escrito hace 130 años, que aporta mucho al momento actual, con una amarga ironía y un manejo del lenguaje soberbio.