“Febrero” de Eva Forest
En febrero de 1958, una manifestación de estudiantes que luchaba por la libertad sindical en la universidad, se cruzó con un grupo de falangistas que venía de un acto ultraderechista. Un disparo procedente del colectivo de los falangistas hirió a uno de ellos de gravedad. Tal vez por accidente. El grupo de universitarios no llevaba armas. Sin embargo, los medios de la Falange Española construyeron un relato de histeria colectiva para alimentar el odio y la venganza contra quienes querían “hundir al país en el caos para medrar luego (…), los herederos de aquellos que cuando la guerra cometieron atrocidades” y así, alimentar las represalias “en espera de que el infeliz se muera para tener un pretexto y entrar en acción”.
En esos días nace este libro, como forma de liberación del miedo. Eva Forest estuvo ahí y su nombre estaba (junto al de su compañero Alfonso Sastre) en la lista de personas que matarían en el caso de que ese joven muriera. Así, este libro nace como una huida del peligro por parte de su protagonista, un intelectual cada vez más comprometido ante la falta de solidaridad que padece España durante esos años, la falta de medios libres en los que expresarse y la falta de bienestar interno más allá de las apariencias hacia fuera.
“Escribir libera mucho, absorbe y distrae y por unos momentos hace olvidar y, si se sigue escribiendo durante todo el día, uno hasta puede llegar a despreocuparse de los peligros que le amenazan”. Mediante la escritura de sus sentimientos, de divagaciones y pensamientos al margen de su agobio de esos días, el protagonista va encontrando el significado de su existencia, “muy cerca de las gentes, de su dolor y de sus cosas” y cada vez más activo frente a las injusticias.
Es un buen libro, editado por Hiru hace unos años, en el que se reflexiona sobre el miedo y la resignación, el silencio y la manipulación, la dignidad y la solidaridad.