«Almáciga» de María Sánchez
Este libro es poesía en prosa, raíces en forma de palabras, memoria rural, amor por nuestras yayas, arraigo y futuro. Hace justo un año leí el precioso libro “Tierra de mujeres” de María Sánchez, que reseñé aquí. Hoy he disfrutado en las montañas de Aragón de la lectura de “Almáciga”, un proyecto que sigue creciendo en internet, en las charradicas y en los actos en que participa la autora, y que ha tenido a bien plasmar también en formato papel. Especial mención a las ilustraciones de Cristina Jiménez, que ha sabido reflejar con sencillez las arrugas, surcos, animales y verdes de nuestro mundo rural vivo.
Almáciga es un lugar donde se siembran las plantas que vas a trasplantar. Almáciga es un vivero de palabras de nuestros pueblos, muy relacionadas con las faenas del campo. Es la firme voluntad, que comparto, de que las palabras no mueran y sigan dando sentido a nuestro territorio, diverso y hermoso. Nuestros acentos y lenguas laten cada día y este libro ayuda a despertar el vínculo, a regresar al origen, a divulgar palabras de aquí y allá, que podemos usar en nuestra cotidianeidad. Muchas de ellas no están en el diccionario y en algunos casos han sido motivo de mofas y vergüenzas ajenas, que no vamos a dejar que regresen.
Binar, jadico, escardar, aporcar, dorondón, dalla, majada, borda, marta, falsa, cosirar o a vecinal son algunas de las palabras que yo conocía, porque provienen de Aragón y se sienten aquí, en nuestros pueblos y en nuestras huertas. Los labradores aún las usamos en nuestras faenas en el campo.
Esta Almáciga es un punto de encuentro, un cordón umbilical que teje diálogos, en un vivero que vive, germina y da frutos, hacia un mundo mejor, en armonía con la naturaleza, en el que habitemos felices, interdependientes y con cuidado por nosotros mismos y lo que nos rodea. En palabras de Silvia Rivera, hablar como la gente consiste en “saber lo que se habla y refrendar las palabras con los actos”. Para, preguntarse, como expresa Oddný Eir “cómo vivir de forma suficiente manteniendo a la vez una relación nutritiva con lo demás”. En eso estamos.