1 año sin una mochila de 200 kilos
Hoy hace justo 1 año que el Consejo Coordinador Estatal de PODEMOS imponía una gestora de 8 personas en Aragón y destituía el Consejo Ciudadano Autonómico.
¡Y menudo añico hemos pasado! Con honestidad y serenidad, sin rencor y con ánimo constructivo, quiero compartir algunas reflexiones personales de lo que ha sido para mí este año.
Estuve 2 años y 4 meses como Secretario General de PODEMOS Aragón, elegido democráticamente en octubre de 2017 en primarias abiertas. Hasta febrero de 2020, fue un tiempo muy intenso, con reuniones constantes, visitas a muchos pueblos de Aragón, Consejos Ciudadanos en Madrid y encuentros con compas de otras comunidades autónomas. Tuve el honor de disfrutar en vivo con la moción de censura a Rajoy y la conformación del nuevo Gobierno de España. Y, por supuesto, hubo errores. En Aragón vivimos las dificultades de hacer listas municipales, las tensiones internas y las luchas de poder en los “espacios del cambio”. Sobre todo, estoy contento de haber llevado a Madrid propuestas y una voz aragonesa y, a pesar del mal resultado electoral, haber conseguido conformar un Gobierno de Aragón alternativo al de las derechas, con un refrendo enorme de las bases de PODEMOS Aragón y desde el que demostramos que se pueden hacer las cosas de otra forma, buscando el bienestar de la mayoría, intentando mejorar los servicios públicos y poniendo en marcha acciones que sin nosotros dentro no se harían ni en sueños.
Por delante queda muchísimo trabajo, para que todo nuestro esfuerzo colectivo se concrete en más mejoras de la vida de la mayoría y, al mismo tiempo, para construir un espacio político en el que quepa mucha más gente por la igualdad y la justicia social y ambiental. Desgraciadamente, la oligarquía y el caciquismo que ya criticaba Costa hace 120 años sigue siendo un muro a nuestros anhelos de democracia real.
A nivel personal, mi destitución como Secretario General la sentí como si me quitaran de sopetón una mochila de 200 kilos, una pesada carga con la que no me sentía a gusto y sin la cual lucho con más libertad y eficacia. Desde entonces, sigo en contacto con muchísima gente y colectivos, que me trasladáis vuestros puntos de vista, propuestas y necesidades. A pesar de la distancia por la pandemia, las redes sociales y el teléfono nos han permitido seguir implicados en luchas y faenas transformadoras. Y, al mismo tiempo (y lo digo con somardonería) esta pandemia ha sido la excusa perfecta para alejarme de personas con las que no fluía. No hay mal que por bien no venga.
Como ya sabía, el liderazgo no lo da un cargo, sino una actitud ante la vida. El factor humano en política es súper importante y para alcanzar cambios relevantes necesitamos mucha más gente empujando, un liderazgo compartido, con el poder mucho más distribuido, apoyo mutuo y generosidad.
¿Sufrí con esta purga? Muy poco. Ya lo dije entonces y lo digo un año después. Con la que está cayendo, como para hacer dramas infértiles con estas luchas de poder en los partidos. No soy un pardillo como para no saber qué intereses hubo detrás de esos movimientos, pero ¿qué más da eso ahora? Lo importante hoy y en donde debemos echar el resto, es en ser útiles y encontrar soluciones y alternativas para unas vidas que merezcan la pena ser vividas, en un momento sanitario, social, económico y ambiental muy complejo, con muchas amenazas y, al mismo tiempo, con posibilidades y oportunidades hacia propuestas valientes que giren el rumbo de nuestra propia historia.
En estos años estoy conociendo las instituciones a fondo, estoy constatando la anomalía democrática que supone que casi todos los cargos públicos en cualquier administración pasan por los filtros de partidos, organizaciones que manejan muy pocas personas y cuyas decisiones a menudo tienen más que ver con el clientelismo que con el sentido común de la sociedad. Y de ahí vienen las colocaciones a dedo que dejan fuera a personas con muchas capacidades y méritos. Sobre todo esto estoy leyendo, pensando y debatiendo y tal vez algún día, no muy lejano, compartamos algo más elaborado para avanzar hacia esa democracia real y directa que anhelamos y que debemos construir y cuidar desde abajo y con inteligencia colectiva.
En marzo llegó la pandemia y he tratado de implicarme y estar siempre dispuesto para ayudar a todas las personas y colectivos que me han necesitado, en lo cercano (mi familia, en mi pueblo, con la gente que me contacta) y en lo común (con nuestra labor para aprobar mejores leyes y presupuestos). He podido estar y atender a mi familia y seres queridos, en esta época tan complicada y en la que me necesitan especialmente.
En el plano político, decidí volver a presentarme a las Primarias de PODEMOS Aragón de forma individual, por libre, sin formar parte de ninguna lista, y volví a ser elegido como independiente por las personas inscritas. Para mí fue un pequeño gesto de “justicia poética” porque me dijeron que era la primera vez que alguien lograba ser elegido en PODEMOS de esta forma. En las Cortes de Aragón sigo con entusiasmo y rasmia, de diputado en el rol de Portavoz de nuestro Grupo Parlamentario de PODEMOS EQUO, labor que intento hacer lo mejor que sé, comunicando nuestras propuestas, análisis y acciones políticas, y en la faena constante de coordinación, diálogo y acuerdos con los grupos del Gobierno de Aragón y en el parlamento aragonés. Nos os voy a negar que me pone y me esmero especialmente en la confrontación directa y con argumentos frente a las mentiras, manipulaciones y discursos de odio de una ultraderecha que ataca y amenaza nuestros derechos y libertades.
Mi trabajo actual me gusta, como siempre lo he sentido: para un rato. No concibo la política como profesión de llegada y mucho menos como forma para vivir de las instituciones. Es una labor noble, por la que mucha más gente debería pasar, pero para un tiempo determinado. Y así será en mi caso. El futuro no está escrito y yo vivo el presente, así que vayamos paso a paso. Hoy sigo muy implicado en los temas que más conozco y me importan: ruralidad y ecologismo social, sobre todos, y propuestas concretas para transición energética, movilidad sostenible, economía solidaria, trabajos dignos, derecho a la vivienda, convivencia, solidaridad, etc.
Creo que en nuestros espacios del cambio es la hora de hacer balance y autocrítica, de evaluar con serenidad este ciclo político y asentar las bases de la siguiente etapa. Esto requiere confianza en nosotros mismos, empatía y ganas de volver a recuperar con mucha más gente un espacio del cambio que no ha sido todo lo potente que nos hubiera gustado. Nadie dijo que fuera fácil. Mi idea de la política pasa por la participación de muchas personas, con sus puntos de vista, tensiones, anhelos y conflictos. Al igual que a mí no me gusta que diseñen en Madrid cómo tenemos qué funcionar aquí, requerimos de una implicación colectiva para construir aquí la herramienta que necesitamos. No perdamos más tiempo. Nos hace falta recoger el sentido común de muchísima gente que espera mucho más de la política y de quienes asumen un rol público y a quienes hemos de exigir eficacia y esfuerzo. Necesitamos referentes positivos, ejemplos sociales que animen a implicarnos y comprometernos. Yo aspiro a serlo, intentando hacer mi trabajo lo mejor posible, con honestidad constancia, coherencia y siempre abierto a vuestras aportaciones, comentarios, afecto y crítica. Por todo, gracias. Seguimos.